sábado, 23 de abril de 2011

Paréntesis

Y la vida sigue, a veces a pesar nuestro...



El día en que te marchaste
el sol me engañó saliendo por el este
y las agujas del reloj se burlaron de mi pena
haciendo tic-tac sin parar un instante.
El día en que te perdí
el corazón me traicionó con sus latidos
la voz se rebeló a morir en mi garganta
y como una condena
tus recuerdos no se tornaron en olvido.
La primavera rompió nuestro acuerdo
y tan bella como siempre
se empeñó en seguir al invierno.
El fa fue fa, el do fue do;
los pentagramas no rindieron sus notas
y aunque yo me opuse, la música sonó.

Pude comprobar, sorprendida,
que si bien te llevaste contigo
a la mitad de mi misma,
mis pasos no son más ligeros,
ni la senda más sencilla.
Y rota, pero no partida
asistí al entierro de tu amor
viuda de tus palabras,
desheredada de tus pensamientos,
envenenada de despedida.

Desafiando mis deseos
todo parece indicar
que sin ti, el universo se mueve
en contra de mi voluntad.
A las pruebas me remito:
no queda más que admitir
que mi mundo está girando
aunque ya no estés aquí.
Fenómeno extraño, ignoto
de no ser por la certeza
de que entre tu pecho y el mío
forjó la naturaleza
un puente de miradas y voces
y sé, a ciencia cierta,
que detuvo la marcha del tiempo
y suspendió mi existencia.


No debe entonces admirarme
que cuando decidiste volar
ciertamente, volaste
(en mil pedazos un puente,
en mil aleteos la distancia),
y soltaste las amarras
que protegían mi alma
del devenir de la historia.
(Nunca pensé
que podría amarse tanto
un paréntesis de estatismo)

3 comentarios:

Javier Herce dijo...

Qué bonito...

Rossetti dijo...

Hola Javier, gracias por pasarte por mi pequeño espacio!!

David Cotos dijo...

me gustan las palabras inspiradas por el amor. son intensas.