Aunque nos empeñemos en ser independientes, estamos atados a aquellos a los que amamos.
Eres parte de mi vida.
De esta manera rota,
como a retales,
como si un Dios con tijeras
se hubiera empeñado
en cortar por lo sano.
No puedo coserte a mis caderas,
ni a mi vientre marchito.
Pero como araña inquieta,
reparo una y mil veces
los frágiles hilos de seda
que nos unen y separan,
y zurzo los bolsillos de tu cabeza,
para que no pierdas
nuestros recuerdos al caminar.
No puedo atarte a mis manos,
ni a la columna
de mis huesos doloridos.
Pero como Ariadna
me ofrezco a guiarte
fuera del oscuro laberinto
con el ovillo de mis palabras.
Y quizá no me encuentres
a la salida.
Pero puedo prometerte
que si sigues el hilo
más tarde o más temprano
darás conmigo.
Y es que llevo bordado
tu amor y tu dolor bajo mi piel.
Y es que eres sal y algodón
para mis heridas.
Y es que eres, lo sepas o no,
parte de mi vida.
3 comentarios:
Que bonito! y que cierto lo que dices.
Un besote guapa
Lindo!!!! Sutil!
Gracias por pasaros y comentar, me hace mucha ilusión que os haya gustado!!
Publicar un comentario