jueves, 3 de febrero de 2011

Nostalgia

Quería inaugurar este blog con un poema muy especial. Está dedicado a mi abuelo, una de las personas más maravillosas que he tenido la suerte de conocer en esta vida.





La ironía de saber que estás conmigo,
que me cuidas, a pesar de que te has ido.
El recuerdo de tu risa, tu alegría,
la añoranza de tus manos artesanas en las mías,
cuando era poco más que una chiquilla
y me dabas todo cuanto te pedía:
mil besos, libros llenos de aventuras,
mil historias, mil caricias con dulzura,
tu paciente trabajo, tu tiempo,
tus hombros siempre dispuestos
a elevarme y acercarme a un cielo
pleno de luces de colores y misterio.

Te echo de menos, ya lo sabes.
Te lo digo cada día al oído,
y tú me escuchas, lo sé, igual que antes,
aunque no estés aquí, puedo sentirlo.
En mi pecho roto dejaste un hondo hueco
donde fácilmente cabe un universo.
Para no llorar, lo lleno de recuerdos
de tu paso por mi vida, de momentos
en que hiciste felices a los que tuvieron
la suerte y el placer de conocerte,
la fortuna y la dicha de quererte.

Apuraste la vida hasta el último sorbo,
brindando con cada instante.
Regalaste amor y sonrisas cada día,
pasos de baile y melodías constantes.
Sé que nunca te hará justicia esta trova,
que, como buen Quijote, mereces
la más grande y perfecta de las odas.
Mas también sé que cuando mis palabras lleguen
hasta ti, en mitad de una partida
(de dominó, que las cartas nunca fueron tu fuerte)
con Eduardo y tito Juan en la Peña de Allá Arriba,
sabrás que rebosantes vienen
del amor y la nostalgia de tu niña.
Ser parte de tu legado es mi mayor orgullo
ser parte de la familia que forjaste, mi ventura
y asentirán cuando afirmo, o eso intuyo,
que fuiste, y siempre serás,
genio y figura.

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